Así como hago compromisos financieros y de negocios en mi vida, también hago convenios conmigo mismo cada día. En pensamiento, palabra y acción, establezco y cumplo con un acuerdo de ser la mejor persona que pueda con todas las personas y en todas las circunstancias.
Hago la intención de permitir que mi luz divina resplandezca, que el bien de Dios se exprese por medio de mí. Hoy demuestro bondad y comprensión, gracia y perdón; busco lo mejor en todos y en toda situación.
El Espíritu apoya el cumplimiento de mis intenciones. Actúo en ellas con energía y entusiasmo, cumpliendo con mi compromiso de ser la mejor persona hoy y todos los días.
Procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres.--2 Corintios 8:21
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