Un niño pequeño duerme envuelto en su cobija preferida. De manera similar, yo descanso en la conciencia de que Dios me envuelve. Sé que Dios en mí es mayor que cualquier reto. Reclamo la protección divina y libero cualquier pensamiento temeroso haciéndolo a un lado en el momento en que llega a mi conciencia.
Momento a momento, las tensiones se disipan. Los sentimientos de calma y seguridad llenan mi corazón y un cántico tierno de gozo surge en mí. Temprano en la mañana, durante el día y cuando me preparo para acostarme, mis pensamientos permanecen en Dios. Con profunda gratitud, descanso bajo el manto de la protección divina.
Pero alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre. --Salmo 5:11
Fuente: http://unity.unityenlinea.org
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