Estoy lleno del amor de Dios todo el día.
Éste es un nuevo día. Nunca ha existido antes; nunca lo he vivido; ¡es mío! Este día viene a mí lleno de nuevos regalos de oportunidad, visión, gozo, paz, vida y sustancia, pero lo más importante es que es un día lleno del amor de Dios.
Si acaso las sombras de ayer —las preocupaciones, los errores o los temores— llegan a mi mente en este nuevo día, permito que el amor de Dios disipe cualquier sombra. Si una dificultad surge durante el día, la supero afirmado: Estoy lleno del amor de Dios. Utilizo este pensamiento para bendecir a todos con quienes me encuentre hoy. Al pensarlo, cantarlo, sentirlo y vivirlo, el día de hoy se convierte en un día maravilloso y lleno del amor.
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos.—1 Juan 5:2
Fuente: La Palabra Diaria
Domingo, 12 de Junio, 2011
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